Objeto que oscurece a una estrella por momentos no ha sido identificado
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En algún momento alrededor del año 737, en la luminosa constelación del Cisne, en la vecindad de una estrella conocida como KIC 8462852, pasó algo muy extraño. Nadie sabe qué.
Aquí en la Tierra, a 1,280 años luz de distancia, el misterio solo se ha profundizado mientras los científicos lo observan desarrollarse.
La estrella fue fotografiada desde Aguadilla por el astrofotógrafo Efraín Morales, de la Sociedad de Astronomía del Caribe.
La estrella en cuestión es, en realidad, muy extraña. Cada tanto, la luz que emite se atenúa perceptiblemente, a veces en una medida asombrosa. Comúnmente, ese oscurecimiento podría indicar el paso de un planeta. En este caso, la sola magnitud de la atenuación, y su pauta irregular, parecerían descartar algo tan prosaico.
A mediados de mayo, la estrella empezó a oscurecerse otra vez. En los medios sociales, los científicos enviaron un alerta –“Esto no es un simulacro”, expresó uno de ellos– y así dieron lugar a una red mundial de entusiastas (profesionales o no) que apuntaron sus telescopios, analizaron nuevos datos y trataron de darle algún sentido a lo que se empezó a llamar “uno de los mayores misterios de la astronomía”.
Se han arriesgado muchas explicaciones sobre esta rareza nebular. ¿Una excéntrica masa de cometas? ¿Un vasto enjambre de nubes? ¿Tal vez un enorme planeta con un sistema en anillo, rodeado de “una multitud de objetos troyanos? Ninguna de estas explicaciones resulta lo bastante satisfactoria.
Otra teoría –tal vez la haya escuchado– es que esto es obra de una civilización alienígena. La idea es que una raza avanzada de extraterrestres podría estar usando tecnología (una tecnología muy vasta) para capturar energía de la estrella o realizar una acción cósmica de algún otro tipo. No se trata de una hipótesis especialmente probable. Pero tampoco puede descartarse todavía. Obviamente, sería impresionante.
Aunque la respuesta resultara algo mucho más aburrido, el intento por sí solo es motivo de optimismo. Las anormalidades de la estrella fueron descubiertas primeramente por aficionados que revisaban en Internet datos del telescopio espacial Kepler.
Alertaron a Tabetha Boyajian, que ahora es astrónoma de la Universidad Estatal de Luisiana, y ella y su equipo publicaron un estudio que descartaba la mayoría de las explicaciones normales. (Así, KIC 8462852 se hizo conocida como “Tabby’s Star” –la Estrella de Tabby–). Desde entonces, la científica inició una campaña Kickstarter que recaudó más de $100,000 para comprar tiempo en una red de telescopios a fin de realizar un seguimiento más intenso de la estrella.
Ahora, esta red mundialde voluntarios comenzará a explorar los últimos datos en busca de más claves. Esta parece ser una de esas ocasiones: astrónomos y aficionados, que trabajan en colaboración a través de enormes distancias con el objetivo común de adquirir conocimientos del universo.
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